Visitas a pueblos cercanos, rutas a pie, treking, rutas BTT y otras actividades
Muriel es una pedanía de Tamajón (Guadalajara, España). Está situado en las últimas estribaciones de la sierra de Ayllón, en el valle del río Sorbe. El pueblo está situado en un ensanchamiento del valle, protegido por las laderas de éste, orientado al sur como muchos otros pueblos serranos.
El entorno natural que lo rodea es rico y variado, destacando el bosque de galería entorno al río, muy bien conservado, y los cortados calizos, horadados por diversas cuevas (del Gorgocil, de la Vaca, etc.) que rodean la cola del embalse de Beleña. También en esos cortados se pueden observar buitres y buitreras.
Por Muriel pasa el sendero de la GR-10, una gran ruta por la que podemos hacer más de un paseo, como por ejemplo la ruta a Sacedoncillo (pulsa para verla con más detalle), o en sentido contrario, hacia Arbancón, por una pista forestal que transcurre entre un pinar donde se está recolectando resina de pino. También desde Muriel podemos hacer la ruta a la Ermita de Peñamira (pulsa para verla con más detalle), por una pista forestal cerrada al tráfico con vehículos. Éstas son rutas algo más largas, pero también podemos hacer paseos más cortos y accesibles para todo el mundo, como el paseo a la cueva del Saquero, un precioso sendero hacia una cavidad (cueva) que discurre entre preciosas encinas centenarias. Tambien podemos hacer el paseo por la vega del Sorbe, donde disfrutaremos del sonido del río entre los rápidos de las rocas de pizarra, hasta el antiguo molino (hoy casa privada) y poder merendar en la orilla del Sorbe, aqui con las aguas más calmadas.O ir desde el pueblo (bajando desde el bar) hacia el pantano, sin duda un paseo imprescindible en verano, donde los vecinos nos damos un buen chapuzón en la cola del pantano. Aunque también un bonito paseo en otras estaciones, ya que si seguimos adelante por la senda, pasamos entre romeros, tomillos y jaras, podemos llegar hasta la cueva de Gorgocil (solo accesible en épocas bajas del pantano, y recomendable tan sólo para aficionados espeleólogos) o hasta los preciosos cortados del Pozo oscuro. Durante este camino podemos observar buitres y buitreras. En épocas donde el pantano está casi vacío, por este camino podríamos llegar hasta la ermita de Peñamira (hay una ruta más recomendable).
En los alrededores del pueblo hay constancia de asentamientos en la
Edad de Bronce, y otros que datan de la época visigoda.
Perteneció al común de villa y tierra de Atienza hasta que pasó al
señorío de Beleña que lo incluyó en sus posesiones.
Tuvo ayuntamiento propio desde antes de 1848, cuando contaba con "88
almas". Es desde entonces y hasta los años 1930 cuando vive la época
de mayor prosperidad, gracias al cultivo del olivar, que no podía
darse en los pueblos de más al norte, por ser más fríos. A comienzos
del siglo XX la población se estabilizó en torno a los 200 vecinos.
Durante la guerra civil fue zona del frente durante muchos meses,
tiempo durante el cual se destruyó un puente de piedra sobre el
Sorbe que databa de finales del siglo XIX.
En los años 1960 y 1970 el pueblo sufrió un éxodo masivo de sus
vecinos, hasta el punto de quedar prácticamente deshabitado, tras
ser expropiadas las tierras de la vega para la construcción del
embalse de Beleña y los montes para la repoblación con pino
resinero. Corrió grave riesgo de sufrir la misma suerte que otros
pueblos cercanos, como Jócar, Fraguas o Sacedoncillo, que se
despoblaron. Por aquel entonces pasó a depender administrativamente
del vecino pueblo de Tamajón.
En la actualidad conserva su fisonomía de pueblo de pequeño tamaño y
cuidado por sus vecinos, que han restaurado las casas de sus
antepasados.
Sus fiestas patronales son el primer fin de semana de Agosto, trasladadas seis meses desde el 5 de febrero, día de la patrona, Santa Águeda. Existía una botarga que salía alrededor de las navidades, descubriendo su identidad el día de año nuevo, pero a día de hoy esa costumbre ha desaparecido.
Tamajón está asentado en una altiplanicie y es considerada como la puerta de entrada a la “Arquitectura negra” y capital de la sierra. Dista 49 km de Guadalajara, su altitud es de unos 1030 m, y su término municipal es de 116´28 km2. Tiene como pedanías Almiruete, Muriel y Palancares habitadas y Sacedoncillo deshabitada.
Fue fundada como “Tamaya” por los judíos en su dispersión en el
siglo I d. C. Tras la Reconquista en el siglo XI, fue repoblado por
monjes y adquirió estatus de Señorío. De esta época se conservan
pocos restos, si bien su importancia queda patente por los
privilegios de derechos de portazgo de ganado y el mercado de los
martes, concedidos por Alfonso X el Sabio en el año 1.259. Es
destacable la intención que mantuvo Felipe II de construir en esta
localidad el Monasterio de San Lorenzo llevándoselo definitivamente
a El Escorial. Ya en tiempos presentes, Tamajón fue cabeza de
partido judicial hasta el Siglo XIX.
El pueblo conserva algún caserón noble, como el “palacio de los
Mendoza”, renacentista, restaurado y hoy actualmente Ayuntamiento.
Este es un buen ejemplo de arquitectura civil plateresca de mitad
del siglo XVI. En 1.414 el palacio pasó a propiedad del Marqués de
Santillana por su boda con la hija del Gran Maestre de Santiago,
entrando a formar parte de las posesiones de los Mendoza.
Si continuamos nuestra visita, al final del pueblo nos
encontraremos una iglesia románica, la
Iglesia de la Asunción:
El templo presenta la orientación litúrgica habitual con una ligera
desviación Noroeste. Su planta, románica del s XIII, es rectangular
de tres tramos y tres naves rematadas en cabecera plana, con una
galería porticada adosada a la fachada sur y una torre ubicada en la
fachada de poniente lado meridional. El acceso al templo se efectúa
por el pórtico de la fachada sur a través de una galería porticada
con arcos de medio punto. Existía en la antigüedad otro acceso en la
fachada de poniente, actualmente cegado.
En el muro sur aparecen canecillos del siglo XIII con
representaciones zoomorfas y humanas.
El templo fue realizado en mampostería, salvo el ábside, pórtico sur
y la galería porticada que se realizó en sillería caliza, ha sufrido
importantes reformas. La más importante, en la capilla de los
Montúfar, con importantes tallas que se perdieron durante la guerra
civil, actualmente mantiene la verja de separación siendo esta
considerada una joya del barroco.
Más adelante ya en las afueras de
la población se encuentran 2 joyas.
A 1,8 Km de la localidad por la GU-186 en dirección a Majaelrayo y
al pantano del Vado encontramos la ermita
de la Virgen de los Enebrales, rodeada de un sabinar donde
también se encuentra la ciudad
encantada de Tamajón.
El templo fue construido en el siglo XVI en estilo románico y reformado en el siglo XVIII siguiendo el estilo renacentista.
En su interior se venera la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de los Enebrales, conocida como La Serrana, de gran devoción en toda la comarca.
Según la leyenda: En una
ocasión en que el cura de Tamajón iba con su mula al pueblo vecino
de El Vado a decir misa, le atacó una gran serpiente, y al
encomendarse a la Virgen, esta se le apareció sobre un enebro
apaciguándola con su resplandor. La leyenda fue representada en un
fresco del s. XVIII en el lado del evangelio de la nave del templo,
frente a la puerta de entrada; actualmente está muy deteriorada.
Una buena descripción del entorno del templo y de la leyenda la ha
realizado Jesús García Perdices, en su Reina de los Poetas dedicado
a la Virgen de los Enebrales, encontrado en la solapa posterior de
Ermitas de Guadalajara, donde se lee:
Tu ermita es apeadero camino del Ocejón; cuando la vé, el montañero, siempre reza una oración. A veces dicha plegaria, sin palabras se musita. Es sencilla, solitaria, como también es tu ermita. Virgen de los Enebrales, Tamajón o Campillejo, los humildes manantiales tienen un brillo de espejo. |
Mi oración es serranilla de muy sencillo rimar pues los hijos de Castilla somos parcos en hablar. Cantueso, jara, tomillo, entre la nieve y el viento que parece un caramillo por lo agudo de su acento. Tu cancela siempre abierta, y abierto, tu corazón; ayuda pido en tu puerta, ¡pues es duro el Ocejón! |
La nave consta de cuatro tramos con columnas palmeadas en el arco
de acceso al tramo recto del presbítero con cubierta a dos aguas de
teja árabe y un ábside iluminado por un amplio espacio rectangular
con cubierta apuntada a cuatro aguas de pizarra.
La entrada se realiza por el pórtico sur a través de un arco de
medio punto con cinco grandes dovelas soportadas por mochetas y
jambas lisas, protegido con un atrio de planta cuadrada de seis
vanos más el central de acceso; la clave muestra un escudo de
Tamajon, familia de los Mendoza, en el cual se lee AVE MARÍA junto a
la Luna y una R; el lado materno es similar al escudo de la Reina
Isabela I de Francia, y junto a una corana de un Ducado; en sus
cuarteles: barras, torres defensivas, leones rampantes y flores de
lis. Sobre él, una hornacina y una deteriorada imagen de la Virgen
con el Niño, ambas con restos de policromía.
Una cancela permite mantener el templo siempre abierto para cumplir
la tradición popular.
En la fachada oeste se encuentra un interesante rosetón muy bien
conservado.
Fue realizada con sillares de buena calidad, bien cortados y de
talla regular, asentados en hiladas regulares bien aparejadas.
Se han identificado veintidós signos de cinco tipos diferentes
situados en el primer arco de los lados este, oeste y sur del atrio,
además de multitud de trazos, inscripciones y una cuadrícula. El
estado de conservación, trazo y morfología de estos últimos sugieren
que se trata de signos modernos.
El aspecto exterior de la piedra no coincide con los del resto del
edificio y varios tipos de signos identificados son inusuales en el
s. XVI, por lo que una posible hipótesis es que puede haber sido
reutilizada de otro templo..
Como un racimo de casas se reúne en torno a un monte Cogolludo nos cuenta una historia alrededor de sus monumentos, ruinas. Dando un agradable paseo por sus estrechas y empinadas calles que conducen a la cima donde nos espera el castillo que otrora fue el centro de esta población.
La Plaza Mayor, es amplia, con clásico estilo castellano, constituye el conjunto urbano predominante y la señal que se prende en la memoria del visitante merced, en parte, al sobresaliente Palacio Ducal de Medinaceli.
El Palacio, es una de las primeras y más importantes obras renacentistas, su aspecto externo blanquecino es reflector de matices de luz en sus sillares de caliza almohadillados al estilo florentino, ventanas de gótico isabelino y la cresta decorada con florones y escudos.
El patio exento de doble columna es, además de una belleza, otro signo de identidad. Hace unos años se llevó a cabo una importante rehabilitación del edificio, sobre todo de la fachada, también se recuperó el patio, y se habilitó para poder ser visitado por los turistas.
El Palacio actualmente puede ser visitado, con visita guiada y diferentes horarios, dándonos toda la información necesaria en la oficina de turismo, justo enfrente del edificio.
Entre los edificios de culto religioso destaca la iglesia de Santa María, con unas bóvedas de hermosa factura con bóvedas de tracería. San Pedro, con portada herreriana; la ermita de la soledad, renacentista o el Convento del Carmen y ermitas de La Soledad, Virgen del Val o San Antón, completan el periplo dónde a lo largo de la historia la arquitectura ha reflejado el paso del tiempo sobre la inquietud de los hombres y sus templos.
Cogolludo es también lugar de encuentros de caminos y rutas, que nos persuaden de la incursión por los alrededores, llenos de misterios encadenados al paisanaje, como los Pueblos Negros; a la historia, como en la Ruta del Románico o a las marcas de la industria como portalón de Atienza. Las ruinas que se alzan sobre Cogolludo nos permitirán vislumbrar cómo en el medievo crecían las villas al amparo de sus castillos.
El Castillo de Cogolludo, es de planta pentagonal, con torres en los ángulos, macizas tres de ellas, de las que sólo veremos ruinas, y hueca la cuarta, de planta circular, y todavía alzada en uno de sus extremos. Interesante es su torre de planta cuadrada, con media cúpula de ladrillo en su interior.
La orden de Calatrava recibió el castillo en el siglo XII, conservándolo hasta el s. XIV, en que pasó a propiedad de Diego Hurtado de Mendoza. Con el tiempo este sería del duque de Medinaceli, quien incorporaría a sus títulos el de marqués de Cogolludo.
El acceso al castillo es libre.
El padre del novelista Víctor Hugo, el general Hugo, sostuvo en la zona importantes combates con Juan Martín el Empecinado. Para que éste no pudiera valerse del castillo de Cogolludo, destruyó la fortaleza y sus murallas.
El Pozo de la Nieve de Cogolludo tiene forma circular y una gran profundidad, se cubre de una falsa cúpula, con un pequeño hueco abierto como boca de carga. Servía para almacenar la nieve y utilizarla durante todo el año. Aunque parece que su origen se fecha en el siglo XIV se ha seguido utilizando hasta el XIX.
Los Pueblos negros se
encuentran en zona de las tierras altas del noroeste
de la provincia, entre las sierras
de Ayllón y Somosierra surcados por los ríos Bornova,
Cañamares, Jarama y Sorbe, que atraviesan esta comarca.
Ésta es la conocida “Arquitectura
Negra”. Este nombre procede del característico color negro
de la piedra de pizarra usada en todas sus construcciones
construidas exclusivamente con lajas de pizarra usando barro
exclusivamente como conglomerante, a veces moteado con la mezcla de
cuarcitas y piedras de mampostería claras que forman ese conjunto de
color y construcción tan peculiar y único que incluye no sólo las
casas sino todas las construcciones, las calles, fuentes e incluso
pequeños habitáculos habitualmente usados para guardar ganado,
cuadras o parideras, hornos fraguas, lavaderos por no hablar de las
fuentes, iglesias.
Dado el clima extremadamente frio de la comarca con largos y
frios inviernos y frecuentes nevadas los edificios son de anchos
muros, espacios pequeños con los espacios más grandes reservados
para las cocinas con grandes chimeneas abiertas. Ventanas muy
pequeñas y portones de madera serán su seña de identidad.
Estas construcciones están integradas tan perfectamente en el
entorno que generan una atmosfera que te trasladan a tiempos
pretéritos creando una sensación de que allí se ha parado el tiempo.
En esta zona en la que nos encontramos todo fue construido
exclusivamente usando los recursos al alcance de los humildes
lugareños si bien es cierto que el paso de los años han hecho que
los vecinos actuales cuiden al máximo a imagen de estos pueblos con
tan buen hacer que la zona ha sido propuesta por la Junta de
comunidades de Castilla La Mancha a solicitar a la UNESCO para la
declaración como Patrimonio de la Humanidad de todo este entorno.
Este conjunto urbano característico de la Arquitectura Negra está
situado a 1.185 m de altitud sobre el nivel del mar en plena sierra
de Ayllón. Las edificaciones urbanas se estructuran a lo largo de
las calles formando núcleos complejos como corrales o patios
delanteros delimitados por vallas de pizarra con pequeñas
edificaciones complementarias. Existen edificios de vivienda de dos
plantas y, en estos casos, suele haber un balcón en la superior,
pero incluido en el espacio de porche de entrada por lo que éste se
construye, asimismo, de dos plantas resultando soluciones
constructivas realmente atractivas.
Históricamente perteneció al alfoz o Común de Villa y Tierra de
Ayllón, formando con otros pueblos de la actual provincia de
Guadalajara (Cantalojas, Villacadima y Campillo de Ranas) el sesmo
de la Transierra, que estaba regido por un sesmero que designaba el
señor de Ayllón.
Majaelrayo está rodeado de parajes singulares entre los que destacan
el Pico Ocejón (2.058 m.), al que se puede ascender desde el pueblo,
el pico Campachuelo, algo más bajo que el Ocejón, la Ribera del río
Jaramilla y el Arroyo y Cascada de la Matilla. En cuanto a la fauna
y flora del lugar presenta especies cinegéticas mayores y menores,
así como varias especies de aves rapaces, junto con robles,
carrascos, fresnos, abedules, tejos, sauces, chopos, carrizos,
avellanos y plantas aromáticas.
Fiesta del Santo Niño
Danzantes MajaelrayoSe celebra el primer domingo de septiembre, en
honor del Santo Niño. Participan ocho danzantes y una botarga,
aunque antiguamente eran doce los danzantes, además de seis guías,
seis guardas y un director de baile. Se visten los danzantes con una
saya blanca almidonada, pantalones y blusa del mismo color. Ante la
iglesia y en otros lugares del pueblo, se llevan a cabo diversas
danzas vistosas: el cordón, las espadas, las fajas (muy
espectacular) y domingo m’enamoré, en que los participantes vienen a
quedar formando una figura de cruz.
Danzantes Majaelrayo
Los danzantes intervienen en la fiesta activamente, ayudando en la
Misa, y acompañando al sacerdote cuando se traslada en procesión
hasta la plaza. La botarga que los acompaña va revestida de traje
multicolor, con careta o sin ella, y sonajas colgando, que hace de
acompañamiento y asusta a la chiquillería.
Esta fiesta está considerada como Fiesta de Interés Turístico
Regional.
Iglesia parroquial de San Juan
Bautista
En esta iglesia destacan dos porches adosados en el lado sur, ambos
con estructura de madera, uno como protección de la entrada y, el
otro, como atrio de estancia y reunión con un banco corrido en sus
tres lados.
En el muro de los pies se levanta la espadaña, triangular, muy
esbelta con dos huecos para campanas, construido con mampostería de
pizarra y rematada con sillares de piedra blanca.
En la actualidad conserva su fisonomía de pueblo de pequeño tamaño y
cuidado por sus vecinos, que han restaurado las casas de sus
antepasados. Sus fiestas patronales son el primer fin de semana de
Agosto, trasladadas seis meses desde el 5 de febrero, día de la
patrona, Santa Águeda. Existía una botarga que salía alrededor de
las navidades, descubriendo su identidad el día de año nuevo, pero a
día de hoy esa costumbre ha desaparecido.
Pico Campachuelo
Otra de las alturas de la zona es el Pico Campachuelo, de 1.914 mts.
de altitud. Se accede a él dejando atrás el municipio de Majaelrayo,
dirección Cantalojas. Una vez en su cumbre hay unas preciosas vistas
del Ocejón, ofreciendo un eterno paisaje de pizarra, jaras, chopos,
robles y encinas, y observando diversidad de fauna cómo garduñas,
zorros y aves rapaces.
Arroyo y Cascada de La Matilla
Este paraje tiene una ubicación privilegiada, ya que se encuentra en
la misma falda del Ocejón, en el camino de ascenso al pico. Entre
estos paisajes de montaña, el agua no deja de brotar en forma de
cascadas, arroyos o ríos que se abren paso entre estrechos cañones
de extraordinaria belleza.
Pico Ocejón (2.050
m.)
El pico Ocejón forma parte del Sistema Central, situado en la
vertiente sur de la sierra de Ayllón. Es visible desde todos los
pueblos de la arquitectura negra de Guadalajara y se puede acceder a
él a través de Majaelrayo y Valverde de los Arroyos.
Es una montaña constituida por piedra de pizarra y formada por
plegación. Consta de un pico principal y de otros complementarios,
entre los que destacan el Ocejoncillo (1.956 m.) y la Peña Mala
(1.768 m.) junto a la cima. En sus faldas hay multitud de arroyos
que sirven de afluentes al Jarama.
Destacan en los alrededores las Chorreras de Despeñalagua, en la
ladera que baja hacia Valverde de los Arroyos.
Se encuentra situado a 81 kilómetros de Guadalajara y a 1.255 metros de altitud en el precioso valle en el que discurre el arroyo Las Chorreras, rodeado de terrazas ocupadas por pequeños huertos. El conjunto urbanístico de Valverde de los Arroyos es uno de los máximos exponentes de la Arquitectura Negra.
Históricamente surge de forma estable, con la repoblación que efectúan los cristianos tras la reconquista y pacificación de la zona a partir del año 1085, cuando Alfonso VI conquista definitivamente Toledo y todo el espacio en esta área. Desde este momento todo el territorio de la Sierra se estructura en tres grandes Comunes de Villa y Tierra. Este pueblo serrano perteneció al Común de Villa y Tierra de Atienza, centro de un amplio alfoz con numerosas aldeas y gobernados por Fueros.El pueblo posee un par de fuentes públicas y una plaza Mayor bordeada por algunas de las mejores construcciones populares. Esta plaza es una de las más cuidadas de la comarca, que posee una interesante fuente en el centro y la iglesia Parroquial en uno de sus costados del siglo XIX, construida en pizarra, en su interior hay una cruz procesional del siglo XVI.Es de destacar también en los alrededores la Ribera del río Sorbe,con su zona de baño junto a un antiguo molino de piedra.
Fiesta de la Octava del Corpus
Por la ruta GR-10; ésta
nos lleva desde Muriel a Tamajón. Debemos salir por la
calle de la izquierda de la casa hasta el final, a la izquierda
veremos un sendero que asciende entre olivos junto a un arroyuelo
seco ascendemos en dirección al pico del Castro. Una vez allí nos
permitirá visualizar el pueblo desde el alto para poder entrever el
probable origen celta del asentamiento. Las piedras, los líquenes,
la situación nos traslada a épocas pretéritas. Una vez coronado el
castro encontramos una preciosa pizarra de forma piramidal con
líquenes verdeazulados.
Iniciamos el descenso por la senda donde a nuestra espalda veremos
una preciosa imagen desde el castro, aquí apreciaremos la altura tan
impresionante que acabamos de alcanzar. Desde aquí ya por la senda
adentrándonos en el valle, avanzamos dejando
el Sorbe siempre a nuestra derecha.
La cañada se estrechará hasta llegar a un antiguo paso de losas de
piedra que atraviesa el pequeño “barranquillo
de Valdemojón”.
Desde allí dejareis atrás Sacedoncillo y como referencia, en el
camino que sale, podemos ver dos chopos entrecruzados y otro chopo
solitario, que los vecinos de Tamajon nombran como “Chopo
Calca”, ya la última sombra hasta salir a la carretera.
Continuamos por esta senda no a mucha distancia llegaremos a la laguna de “Cantarranas”.
Este entorno ha sido rehabilitado hace pocas fechas dentro del Plan
de Competitividad de la Arquitectura Negra, “recuperando el paisaje
de la laguna, convirtiéndolo en un activo turístico del municipio.
Este emplazamiento en el que se ubicaba el antiguo “alfar
del pueblo”, derruido, se ha convertido en un mirador en el
que además de ser un perfecto observatorio de aves, es un perfecto
lugar donde poder almorzar o descansar con la compañía de las
aves y el frescor del agua.
En el mismo entorno, ha sido rehabilitada y reubicada una antigua
fuente de agua de cuatro pilones en la que abrevaba el ganado
vacuno, ovino y caprino, cuyo frontispicio fue labrado en el año
1879.
Desde aquí nos separan tan sólo
500 mts. por carretera hasta
el pueblo, ésta con muy poca circulación, llegamos a Tamajón.
A nuestra izquierda veremos la antigua
fábrica de vidrio que produjo cristal azulado hasta el
siglo XIX, ahora prácticamente derruida.
Enfrente las ruinas del Monasterio
de la Concepción de la Madre de Dios, Convento Franciscano,
mandado construir por María de Mendoza y de la Cerda en el siglo
XVI.
Un poco de historia sobre este
Convento nunca viene mal:
Doña María dejó en su testamento terreno y 12.000 ducados para la
fundación de un convento. Añadió cuadros, elementos litúrgicos de
plata y 200.000 maravedíes. En junio de 1.592
el Arzobispo de Toledo otorgó licencia y
comenzaron la construcción con piedras de la cantera de
Tamajón.
Al pueblo llegaron 24 frailes que vivieron en casas hasta principios
del siglo XVII, cuando ocuparon el cenobio. Cien años después, las
humedades aconsejaron construir una nueva iglesia,que fue financiada
por Juan del Olmo. El Convento fue abandonado
en 1.835.
El traslado del Santísimo a la nueva iglesia se celebró en
Septiembre de 1.742 y acudieron el Duque del Infantado y otros
nobles de la corte. Tras la Guerra de independencia (1.812) y la
destrucción del convento de Cogolludo. Tamajón quedó como cabeza
rectora de la comarca. De aquellos tiempos se conserva un documento
de 1.827, firmado por el abad que da conformidad a una manda por 25
misas que dejo encargadas un vecino. Tras
la Desamortización de Mendizábal, ha sido utilizado como
corral de ovejas, almacén, trastero...; hoy en ruinas, y con pocos
visos de que pueda ser recuperado.
Desde aquí ya a disfrutar de nuestra visita a Tamajón. Pulsar aqui para ver: Tamajón
Posteriormente, vuelta a casa por la misma ruta, y a dencansar, nos lo hemos ganado.
Salimos de la Casa hacia la derecha por la calle de la Fuente hasta llegar al campo de futbol, desde allí empezamos la ascensión por la pista rumbo sur, con un primer tramo entre olivares, hasta alcanzar una barrera para impedir el tráfico rodado. Recordad que al estar en un parque natural, está prohibida la circulación con vehículos a motor.
Siete son los pueblos que rodean el embalse y que, resucitando la
perdida tradición, acuden en romería
a la ermita el último
sábado de mayo; a
saber: Aleas, Montarrón, Torrebeleña, Beleña de Sorbe, Puebla de
Beleña, La Mierla y Muriel.
Sólo los dos últimos disponen de camino directo. El de La Mierla, al
sur de la ermita, es una excelente pista de tierra, pero tiene el
inconveniente de que romeros, pescadores, bañistas y domingueros en
general se meten con toda clase de vehículos.
Cuentan las crónicas que en 1982
un pantano se tragó el estrecho más hermoso del río Sorbe.
Aunque ya eran tiempos de la democracia, el hecho es claro heredero
de las maneras franquistas, distinguidas en lo que en materia de
obras públicas se refiere por la pertinaz erección de pantanos en
cualquier rincón de la geografía patria, sin el menor miramiento por
lo que allí hubiera. En efecto, la llegada
de las aguas supuso la sepultura de un paraje sobresaliente
y de la ermita en él enclavada, arruinada durante la Guerra Civil, y
en la que antaño recibía culto la Virgen más querida de la comarca.
Señalan las mismas crónicas que la talla de la Virgen que protegía
la ermita, se perdió para siempre en el lecho del embalse, del mismo
modo que la de la también muy apreciada Santa Apolonia, patrona de
los odontólogos. De manera que cuando se reconstruyó el templo, una
década más tarde de la llegada de las aguas, a un kilómetro de
distancia de su primitivo emplazamiento y unos cuantos metros más
arriba, se colocó una nueva figura de la Madre de Dios.
Del mismo modo, concluyen las citadas crónicas, entonces se recuperó
la romería en honor de la Virgen
de Peñamira.
La Romería:
Como cada año el último sábado del mes de Mayo se celebra la
Romería que se ha recuperado por hijos y familiares de antiguos
vecinos de los pueblos. Ésta se realiza siguiendo tradiciones
antiguas, se da una misa antes de comenzar la “anda” para después
pujar por los brazos para ver quienes son los cargadores de la
Virgen. Una vez ya tenemos fuera de la Ermita a la Virgen se vuelve
a pujar, esta vez por las cintas que lleva colgada la Virgen
llegando habitualmente éstas a los 50 o 60€ y son disputas entre los
fieles por ser quien tiene mas devoción por su Virgen. A partir de
aquí comienza la “anda” que es un pequeño paseo alrededor de la
Ermita portando el icono.
En los últimos años el grupo Dulzainero de Alcalá de Henares ha
puesto música con sus dulzainas, dándole aún si cabe más
autenticidad a la romería.
Una vez la “anda” ha finalizado, llegados de nuevo a la puerta de la
Ermita se procede a hacer de nuevo las pujas por los brazos para ver
quienes tienen el honor de introducir a la virgen de nuevo en la
Ermita donde reposará en espera del Mayo próximo para volver a
pasear por estos lares. Una vez finalizada la subasta y acompañada
por las notas del Himno Nacional, proceden los cargadores en los
últimos pasos de la Virgen hacia su descanso. Después de esto y ya
en un tono más familiar y festivo, todos los vecinos ataviados con
viandas de todo tipo preparan su mesas, sillas o mantas para tomar
el almuerzo, darse un baño o tomar una buena siesta debajo de una
carrasca; dejando así caer las últimas luces de un día que si bien
se repite año tras año por el hecho de la romería, algunos amigos
estamos cojiendo costumbre de repetirlo en ocasiones en las que la
temporada de descanso nos lo permite.
En resumen, algo típico que por su paz, entorno y salud todos
deberíamos hacer al menos una vez..
El entorno natural que rodea a Muriel es rico y variado, con gran cantidad de sendas, caminos y pistas por las que desplazarnos en bicicleta. Rutas como las ya descritas, podemos realizarlas en bici, sin rodar por el asfalto, como la ruta a Sacedoncillo, la ruta a la ermita de Peñamira, por los cortafuegos próximos a Muriel, hasta salir a la carretera de Tamajón o Retiendas.
También la subida por carretera hasta Tamajón (a 7Km) es interesante, bonita y con buena pendiente. También por carretera podemos ir dirección Arbancón (a 12 Km), y dejando esta carretera en diferentes puntos podremos hacer diferentes rutas. Por ejemplo, a unos 3 Km a mano izquierda se puede cojer la pista de Semillas (unos 15Km), y pasar por la "fuente tonta", el "barranco de la ocibia" y continuar hasta Semillas, con unas vistas impresionantes del Ocejón (ruta con dificultad, pero siempre por pista). Un poco más adelante por la crta. a Arbancón, como a 5 o 6 Km, a mano izquierda, sale una pista muy ancha entre pinos; por aquí pasamos por el antiguo pueblo de Jócar, y podemos visitar Fraguas, pueblo abandonado recientemente ocupado por una comuna que intenta recuperarlo. Si seguimos podemos llegar hasta Santotis, otro pueblo habitado tán solo por una persona, que ganó un juicio al antiguo ICONA, que en los años 60 expropio todo a los lugareños, excepto a esta persona. Si tenemos fuerzas, y ganas, muchas ganas, podemos intentar subir hasta la cima del pico Santotis, uno de los más altos de la zona, con unas vistas impresionantes.
Si seguimos aún por la crta. Arbancón, subimos hasta la "cruz alta", ahora muy pelada, ya que en el año 2013 un incendio arrasó esta zona; a unos 9 km (desde Muriel) a mano derecha sale una pista que nos llevará a un cruce entre pinos resineros (podemos ver como se recolecta la resina de pino) con otra pista más ancha, esta es GR10; aquí, hacia la izquierda vamos a Arbancón (unos 6 km) y a la derecha hacia un cortafuegos (unos 4 Km), muy, muy empinando (se recomienda bajar andando) que termina cerca de Muriel.
Como vemos las posibilidades de la zona son muchas, y seguramente
si tienes experiencia con la bicicleta, podrás encontrar otras rutas
interesantes. Muy importante, llevar
móvil o avisar a alguien
de la ruta que se va a hacer, por si se nos hace de noche o
nos perdemos.
Tiene 2.048 metros de
altura y es una maravilla observar las vistas que se obtienen como
premio en sus dos cumbres. Hay dos opciones por las que subir al
Pico Ocejón: la primera es por Valverde de los Arroyos y la segunda,
que es la que te recomendamos por Majaelrayo:
Subir al Ocejón desde Majaelrayo:
(Tiempo estimado: De 2,30h. a 3h. la subida. Y algo menos para
bajar)
El camino más clásico y rápido al Ocejón parte del pintoresco pueblo
de Majaelrayo. Este núcleo humano, el último que existe en el valle,
está a 1.182 metros y llega hasta él la carretera asfaltada y en
buenas condiciones. Oficialmente no hay carretera más allá de
Majaelrayo, aunque si existen una pista que llegan a Cantalojas y
Riaza (pista Blanca) No recomendable su uso en temporada de
invierno, el paisaje por esta zona es espectacular preciosos valles
y sobretodo en primavera con el brote de las jaras que siempre
todo el campo de un color precioso.
Para comenzar la ruta tienes que buscar la calle que sale justo
enfrente del bar que hay al entrar al pueblo. La calle está indicada
con un cartel que pone literalmente al Ocejón.
Sigue la calle todo recto hasta ver otro cartel te indica la ruta.
Ahí gira a la derecha y te encontrarás con el Arroyo de las
Cabezadas. Crúzalo y justo después comienza a la izquierda el
sendero que esta señalizado con un poste de madera.
El recorrido sigue el sendero PR-GU 01 Pico Ocejón CM 1, y en los
cruces principales siempre te vas a encontrar un poste de
señalización. Encontrarás uno al inicio de la ruta en Majaelrayo,
otro en el cruce de caminos con el que se une de Campillo de Ranas,
otro poste en la parte alta ya en el Collado de las Perdices y otro
poste que te indica la ruta por si quieres bajar hacia el camino de
Valverde de los Arroyos.
El camino de subida es muy fácil de seguir, sobre todo al principio. En todo momento está señalizado con señales blancas y amarillas. Las verás en rocas o en troncos de árboles. Es un camino ancho que al principio está bordeado por jaras. Continúa el camino pasando por encima de un arroyo muy bonito que cruzas por un puente hecho con grandes lajas de pizarra. Tienes que coger el camino que cruza por encima del arroyo. Continúa recto por este sendero. Te encontrarás con el camino que viene de Campillo de Ranas por tu derecha. Llevarás unos 30 a 40 minutos de recorrido. El camino sigue entrando por el robledal haciendo zetas hasta llegar a la Peña de Bernardo o también llamada Peñas Bernardas. Más o menos llevarás entre 1h15min y 1h25min dependiendo del ritmo.
Es éste un sitio muy bonito para descansar, para contemplar el
panorama recuperando fuerzas. En épocas de sequía habrá problemas
para abastecerse de agua en un manantial no muy claro situado al pie
de las peñas. También hay un manantial antes de llegar, en el
camino de los robles, pero dada la configuración rocosa de la
montaña donde el agua se filtra fácilmente, puede estar muy pobre o
seco en épocas de verano. Es
mejor, en todo momento llevar provisión de agua desde el mismo
pueblo.
Una vez alcanzada la loma superior (collado
Perdices) debe torcerse a la derecha, dirección sur
trepando por las mismas piedras de la cresta o bien bajar unos
metros para buscar un sendero que es fácil descubrir en un gran
anfiteatro suave que sube por la vertiente contraria, procedente del
pueblo de Valverde de los Arroyos. Este
tramo de subida es
quizás el más duro del recorrido por la pendiente que coge.
Una vez llegues al collado encontrarás otro poste que te indica el
camino hacia el Ocejón. No te desanimes al ver la gran pendiente
llena de gayuba o de nieve dependiendo de la época que ya no queda
nada.
Ahora ya verás la cima y no solamente el Ocejoncillo como hasta
ahora. Sigue el sendero marcado hacia la cumbre. Si estuviera nevado
no verás las marcas así que en ese caso tendrás que seguir el camino
donde no te encuentres hielo. Esta zona
está totalmente expuesta
a los vientos por lo que en invierno
puedes encontrarte placas
que te hagan usar los crampones. Sube a través de la alfombra de
gayuba y lajas de pizarra. Una vez llegues a asomarte al collado que
se forma entre Ocejón y Ocejoncillo, a partir de ahí sale un camino
haciendo zig zag que llega hasta la cima.
En la cumbre norte hay un vértice geodésico y en la cumbre sur,
situada a la misma altura y unos cincuenta metros más allá se
destaca un gran hito con una hornacina donde suele haber alguna
imagen religiosa y donde hay también un receptáculo metálico para
que, quien quiera, pueda dejar su tarjeta.
Desde la cumbre tienes unas
vistas panorámicas espectaculares.
Realmente hay dos cumbres desde las que tienes unas vistas
inmejorables del valle hacia Tamajón, el Guadarrama y sierras del
Cardoso, al oeste; pico del Lobo, al norte, Urbión y sierra de la
Demanda (macizo de Ayllón), al nordeste. Al este, más allá, destaca
la silueta del Alto Rey, montaña muy querida en la región, pero
desgraciadamente hoy desfigurada por unas modernas antenas militares
en su misma cumbre. Y por último hacia el lado sur verás Guadalajara
y Madrid al fondo (esto sólo en días claros). En este punto es
cuando te das cuenta lo mucho que merece la pena subir al Ocejón y
venir a visitar nuestra estupenda provincia de Guadalajara.
Por toda la arista sur también hay una bella ascensión al Ocejón,
partiendo del final de una pista casi desconocida que arranca a unos
seis kilómetros de Tamajón, por Almiruete. El camino es más largo,
pero hay menos cuesta, más la pista citada puede tener graves
problemas y no es aconsejable seguirla hasta el final.
El camino de vuelta es el mismo para hacer la ruta circular. La
bajada es mucho más rápida que la subida pero también tiene su
dificultad, debido a la cantidad de pizarras sueltas que te
encontrarás por el suelo.
La ruta está señalizada en todo momento por señales amarillas y
blancas de sendero de pequeño recorrido como las que puedes ver en
la imagen. Las marcas suelen repetirse cada 50 metros para indicarte
que vas por el buen camino. Normalmente las encontrarás en grandes
rocas o en troncos de árboles para que no queden tapados por la
nieve que normalmente cubre partes del recorrido (sobre todo hacia
la cumbre).
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